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Mundos distantes

Toda revolución se evapora y deja atrás sólo la estela de una nueva burocracia.

Franz Kafka

 

Los simples mortales que trabajamos en empresas privadas luchamos día a día para bajar costos, eficientar nuestros sistemas, optimizar procesos a fin de incrementar la productividad y producir más con menos, reducir los paros y demoras, aumentar la velocidad de nuestras líneas de producción y reducir los desperdicios de tiempo y materiales buscando llegar a estándares cada vez más rigurosos que van quedando como nuevos indicadores permanentes siguiendo una fórmula que genera progreso, riqueza, satisfacción y prosperidad. Sin embargo esta fórmula no se aplica en todas partes.

Un empresario fruto de la eficiencia en sus procesos reduce personal y esos puestos se eliminan para siempre, un funcionario público consigue una nueva plaza y ésta se queda para siempre.

Un empresario lucha por generar riqueza, un funcionario por conseguir y conservar el recurso asignado a su dependencia.

Empresarios y trabajadores pagan muchos impuestos, los funcionarios procuran que algo de esos impuestos lleguen a su departamento.

Un trabajador en su nómina paga impuestos, un servidor público paga proporcionalmente menos.

Un trabajador labora más días al año que un servidor público.

Un trabajador falta 3 días seguidos y pierde el trabajo, la honra y su posible liquidación, un maestro sindicalizado puede faltar un año y paralizar ciudades y carreteras sin que su salario o su plaza se vean afectadas.

Un trabajador o un empleado tienen que dar resultados para ganarse y conservar el puesto, un servidor público depende en gran medida de la fortuna política de su superior pudiendo permanecer en la nómina independientemente de su desempeño.

En la empresa el objetivo es gastar menos de lo presupuestado y generar cada año presupuestos más delgados, en el gobierno el objetivo es “ejercer” el presupuesto aunque no sean indispensables los gastos con tal de no verlo reducido al año siguiente.

Una empresa que no genera dinero quiebra y desaparece, el gobierno nunca quiebra … simplemente sube los impuestos….

El número de burócratas en México actualmente ronda los 8 millones de personas, Estados Unidos con una población casi 3 veces mayor cuenta con tan sólo 2.2 millones.

El gasto en la nómina de la burocracia mexicana se incrementó 141.6% tan sólo en la década pasada.

Mientras los aumentos salariales van con la inflación y, del 2000 al 2012 fue del 55%, en PEMEX los gastos de personal aumentaron el 184%, dinero equivalente al 49.1 por ciento de los gastos operacionales totales de la empresa antes de considerar el pasivo laboral.

Un trabajador tiene que trabajar toda su vida para, al final obtener una magra pensión, conozco trabajadores de PEMEX que se jubilaron de manera adelantada a los 45 años con el 90% de su salario.

7 de cada 10 pesos de los presupuestos estatales se gastan en nómina, y sólo los 3 pesos restantes se destinan a obras de infraestructura, materiales y subsidios, entre otros conceptos.

Un simple mortal maneja su carrito o se mueve en bicicleta o en transporte público generalmente de mala calidad, los funcionarios de nivel se mueven en Suburbans con chofer, secretario y a veces guaruras.

No es mi propósito criticar, censurar o reprobar a los servidores públicos en sí, conozco y admiro a muchos de ellos por su inteligencia, preparación, talento, buena voluntad y genuinos deseos de cambiar las cosas para bien, esta reflexión va más bien dirigida a tratar de desnudar un sistema inoperante, agotado, inflexible y engrosado año con año que solo genera desigualdad entre unos y otros, creando ciudadanos de primera y de segunda clase que privilegia a unos y a otros no y sobre todo sistematiza la ineficiencia y la parálisis y fomenta el crecimiento desmedido e imparable de la burocracia.

Considero que este es un tema fundamental en la planeación del Estado y que, si hemos heredado este desacierto de nuestros antecesores, debemos ser capaces de reformarlo de manera que se privilegie la austeridad, el profesionalismo, la eficiencia, la rentabilidad económica y social, la rendición de cuentas y se separe el clientelismo político del servicio civil de carrera.

En un Guanajuato más parejo no tienen por que coexistir estos dos mundos tan distantes.

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